lunes, 23 de agosto de 2010

60

Dormía muerta de frío, enredada en las cobijas, escondiéndose de la vigilia. Cuando despertó, el mundo era un monstruo que anunciaba muertes en tiempo real, con cortes comerciales y fondo musical. Quiso volver a dormir, pero ya no pudo dejar de llorar por los desconocidos.

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