miércoles, 27 de octubre de 2010

92

¿Quién dijo que las mujeres tejen sueños, que crecen al ritmo de naturaleza y esperan dulcemente a que la vida se realice? ¿Cuándo olvidamos el poder de la locura y decidimos creer en nuestra sacralidad? Esta montaña, el discurso maligno de lo femenino y la soledad me recuerdan que siempre, siempre, se puede jugar con la lectura que hacemos del otro.

lunes, 25 de octubre de 2010

91

Maneras precarias de habitar un lugar y convertirlo en una casa: sostenerse entre los brazos para recibir la respiración del otro; improvisar ceniceros; murmurar sobre dibujos con tiza en la pared; derribarse sobre la cama para mirarse el brillo otra vez. Lograr dormir profundamente sin tener un ojo abierto, mezclarse en el calor, salir de uno mismo.

viernes, 22 de octubre de 2010

90

Allá vamos, Hermoso y yo, a escenarios improbables con las hormigas de meses sin vernos. ¡Ja! ¡Meses! Si nosotros sabemos navegar sobre años de silencio, sobre historias tenebrosas y realidades mediocres. Tenemos ojos, uñas sombrías y siempre, siempre, una idea o una sonrisa para compartir...

miércoles, 20 de octubre de 2010

89

Sobre el mármol puesto ahí hace un siglo se estrellaron los huesos. Punto débil en la guía de sangre, una calavera que intenta escapar de sus cuarenta y seis hermanas. Una menos, una más, todas en mi mano, ¿qué será? Yo que sé, yo no sé para dónde va esta cuenta de palabras y recuerdos, de miradas y momentos.

lunes, 18 de octubre de 2010

88

Un rastro seco de música se quedó marcado en el piso: es una mancha larga que nace junto a los cables desordenados y da la vuelta por el caminito de la luz. Se desvanece junto a la puerta, mezclándose con el agua de las plantas.

El sol apenas va levantando, los ruidos atreviéndose a ser. Yo, comenzando a sentir.

domingo, 17 de octubre de 2010

87

Dominar el arte de la refracción y desviar la dirección de una mirada, modificar la velocidad de una sonrisa, lograr un efecto que haga aparecer lo nuevo, de nuevo: como cambiar de ojos y observar a los pájaros durmiendo sobre los cables, descubrir lo que yace en el fondo del vaso, decidir el rumbo de la vida.

viernes, 15 de octubre de 2010

86

Y al borde de esa espalda imprevista, rodeada de la noche más fría del otoño, se aquietaron las horas de baile y sudor, se apagaron las palabras como brazas y me quedé dormida.

martes, 12 de octubre de 2010

85

Somos tan volátiles que apenas nos sostenemos de los trazos hechos con furia al anochecer. Desaparecemos unos de otros sin besos o avisos que valgan para cerrar las conversaciones iniciadas, los proyectos juguetones compartidos. No, esto no es un escenario, es la realidad del éter: salen presencias, entran nuevas y viejas miradas. Movimientos en un juego sin reglas que a veces emocionan, otras duelen. Pero siempre, siempre me sorprenden...

domingo, 10 de octubre de 2010

84

A veces se dicen cosas contundentes que abren puertas que no existían. Hablar deja de tener sentido y por un tiempo flotamos tratando de no aterrizar discursos o rutas, solamente sintiendo la voluptuosidad de poder hacer cualquier cosa, todavía en este mundo de siempre que, sin embargo, es ya otro.

miércoles, 6 de octubre de 2010

83

Las amas de casa quieren llorar de tan verdes y lisos que son los limones. Los carniceros ofrecen los despojos bien cortados de las vacas que hemos de comer y entre dos locales hay un silencio oxidado, un portón que vigilan hombres hoscos, quince metros de banqueta para atravesar conteniendo la respiración. En este barrio hay más infiernos que paraísos, la tristeza no se nombra y, callando, cada uno cuida su pedacito de realidad.

lunes, 4 de octubre de 2010

82

Amanece, pero el sol se esconde detrás de las casas. Hace frío, ni los perros ladran. A lo lejos suena el mundo en un rumor, alejándose de mi día. La vida en su aspecto formal se marchita, no sirve. Reniego del trajín. ¿Quién podría decir que me reconoce en este espacio de valses y letras por engarzar?

domingo, 3 de octubre de 2010

81

Cansada de descansar vuelvo al reino de los vientos. La realidad de esta azotea me despierta despacio de dos noches y un día acariciándote dormida, acariciándote despierta. Me asombra tener estas manos, una boca, un par de ojos y sentir el sol quemando, las ráfagas cortando los huesos de la espalda. Hay silencio, el domingo va lento. Poco a poco vuelvo a ser sólo yo.

viernes, 1 de octubre de 2010

80

Que si me quieres, que si te entiendo, que si nos quedamos cada uno con la mitad del mundo que inventamos. Que si el silencio, que si la música, los adjetivos, los sustantivos y todos esos pretextos. Cansan las palabras, por hermosas que sean. Mejor mirarnos y sentir.