miércoles, 29 de septiembre de 2010

79

A la mitad del último fragmento de un ciclo imaginario, me recuerdo que el nombre nunca es lo de menos. Sólo yo puedo calzar estas botas verdes para desquerer esquinas, soñar con el baile del adiós, mandar besos por correo certificado y desaparecer, desintegrándome despacio.

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