El horizonte ya no está hecho de esperanzas o tristezas. Frente a nosotras las posibilidades brillan como cristales baratos o gotas de lluvia atrapadas frente a los focos. Hablamos de esos nombres que nos han distraído, con sus significados y sus recuerdos; de esas luces que aún nos esperan; de la certeza de que ya no somos jóvenes porque no estamos intáctas.
La noche nos recuerda el pasado vivido mil veces, la facilidad con la que hasta el dolor se calma ahora; la deuda, cien mil veces no pagada, con nuestra propia historia.
La noche nos recuerda el pasado vivido mil veces, la facilidad con la que hasta el dolor se calma ahora; la deuda, cien mil veces no pagada, con nuestra propia historia.
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