La Ella que dormía escondiéndose del frío despertó ya un poco tarde. Ella, la otra, la lectora, se apresuró a buscar la página marcada la noche anterior. Pero Ella, la sensual juguetona, quería tomar el sol en la azotea y olvidarse de la calle. Tuvo que llegar Ella y mirarlas a todas: la que hacía piruetas en la cama, la que buscaba los lentes, la de los deditos de los pies inquietos; les gritó su nombre a la cara, las llamó al orden y, juntas otra vez, se sentaron a desayunar.
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2 comentarios:
y cuando todas duermen, la cama es un bestiario de nanas
la parte excitatoria la pone el lector,
excelente,
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