domingo, 18 de abril de 2010

23

La sonrisa de mi familia que abarca casi un siglo de recuerdos: la manera correcta de bailar mambo, aquella muchacha del barrio a la que le decían "la Sinfonola" (porque cualquiera que le echara un veinte la podía tocar) y la noche que corrió alegre, como si nada más importara. En realidad, así era. Uno de esas realidades inesperadas que me hacen feliz.

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