miércoles, 7 de julio de 2010

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Y ya no supe si llovió por el encuentro de las piedras o si el dolor del hombro fue provocado por pura nostalgia de tus dientes. Camino otra vez pero ahora te tengo, como un fantasma, siguiéndome con el rabillo del ojo.

1 comentario:

Orujo dijo...

la lluvia fueron las aplausos contra las ventanas de toda la ciudad