Y ya no supe si llovió por el encuentro de las piedras o si el dolor del hombro fue provocado por pura nostalgia de tus dientes. Camino otra vez pero ahora te tengo, como un fantasma, siguiéndome con el rabillo del ojo.
1 comentario:
Orujo
dijo...
la lluvia fueron las aplausos contra las ventanas de toda la ciudad
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la lluvia fueron las aplausos contra las ventanas de toda la ciudad
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